Una guerra maya: fragmento del "Memorial de Sololá"

Continuamos con esta entrada visitando el Memorial de Sololá, un texto maya cakchiquel que refiere la mitología y la historia de ese pueblo, tanto antes como después del contacto con los españoles.

El texto de hoy reseña parte de una guerra entre los cakchiqueles y los quichés que ocurrió antes de la llegada de los españoles a Guatemala.

La guerra entre quichés y cakchiqueles
89. (...) Ocurrió entonces la muerte del rey Qikab, el rey prodigioso del Quiché, y los quichés intentaron hacer la guerra a los cakchiqueles. Gobernaban a la sazón en el Quiché los retes llamados Tepepul e Iztayul, y los corazones de los quichés aborrecían la ciudad de Yximchée.

Vino por ese tiempo una gran hambre ocasionada por fuertes heladas que mataron las siembras de maíz en el mes de Uchum. La helada destruyó las siembras y de esta manera se perdieron las cosechas, según contaban nuestros antepasados, ¡oh hijos míos! Cogieron los quichés en estos días a un hombre que se había escapado de los cakchiqueles y llegó ante los quichés llevándoles la noticia del hambre. Este hombre les dijo así: "El hambre es verdaderamente terrible y la gente ya no puede soportar más a causa del hambre." Así dijo cuando llegó ante los quichés, y éstos decidieron al punto la muerte de los cakchiqueles porque les tenían un odio mortal.

90. A continuación salieron violentamente de la ciudad de Gumarcaah, para aniquilar a todos los Señores. Llevaban a su dios Tohohil. Los guerreros llegaron de todas partes; no era posible contar la gente; no eran ocho mil, ni dieciséis mil los que iban. Venían las tribus, que ahí se habían cubierto de plumas cuando se reunieron y se ataviaron con sus arcos, sus escudos y sus armas de guerra, sus plumas verdes tornasoladas y las guirnaldas resplandecientes, y con sus coronas de metal y de piedras preciosas. Así iban adornados cuando salieron de allá.

91. La llegada de los quichés a Yximchée fue el día 10 Tzíi. No había llegado a conocimiento de nuestros abuelos Oxlahuh Tzíi y Cablahuh Tihax[los reyes] que venían los quichés a matar a los zotziles y tukuhées. Solo un prófugo que oyó la noticia se la llevó a los reyes. "Pasado mañana os matarán, vendrán a exterminaros todos los quichés, a matar a la gente en la ciudad, a donde se introducirán. En verdad causa espanto ver cómo vienen. No son ocho mil, ni dieciséis mil hombres". Así dijo el fugitivo cuando llegó ante los cakchiqueles.

Los Señores se reunieron en consejo inmediatamente y dijeron: "Ya habéis oído. Es necesario ir a cortar el paso a los quichés". Esto dijeron los reyes. Al instante salieron a ocupar el camino; una división de soldados marchó a hacer pedazos a los quichés. Únicamente salió a su encuentro la gente de la ciudad. Por el camino real se dirigieron hacia la cumbre de la montaña e hicieron alto para combatir con los enemigos, los de Tibakoy y Razakán y cerraron el camino a los de Galeah, Pazaki Uleuh y Ginona.

92. En seguida se revistieron los guerreros de sus escudos y sus armas de guerra, esperando la llegada (del enemigo).

93. Cuando apareció el sol en el horizonte y cayó su luz sobre la montaña estallaron los alaridos y gritos de guerra y se desplegaron las banderas, resonaron las grandes flautas, los tambores y las caracolas. Fue verdaderamente terrible cuando llegaron los quichés. Pero con gran rapidez bajaron a rodearlos (los cakchiqueles), ocultándose para formar un círculo, y llegando al pie del cerro se acercaron a la orilla del río, aislando las casas del río, lo mismo que a los servidores de los reyes Tepepul e Iztayul que iban acompañando al dios. En seguida fue el encuentro. El choque fue verdaderamente terrible. Resonaron los alaridos, los gritos de guerra, las flautas, el redoble de los tambores y las caracolas, mientras los guerreros ejecutaban sus actos de magia. Pronto fueron derrotados los quichés, dejaron de pelear y fueron dispersados, aniquilados y muertos los quichés. No era posible contar los muertos.

Como resultado, fueron vencidos y hechos prisioneros y se rindieron los reyes Tepepul e Iztayu y entregaron a su dios. De esta manera el Galel Achíh, el Ahpop Achíh, el nieto y el hijo del rey, el Ahxit, el Ahpuvak, el Ahtzib y el Ahqot[dignatarios de la corte del Quiché] y todos los guerreros fueron aniquilados y ejecutados. No podía estimarse en ocho mil, ni en dieciséis mil los quichés a quienes los cakchiqueles dieron muerte en aquella ocasión. Así contaban nuestros padres y abuelos, ¡oh hijos míos!

Referencia

Anónimo (1997). Memorial de Sololá. (A. Recinos, trad.). San José, Costa Rica: Editorial Universitaria Centroamericana. (Trabajo original publicado en 1885). pp. 112-115.

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