La conquista española de Guatemala: fragmento del "Memorial de Sololá"

Luego de haber tratado en las entradas anteriores de la conquista de Tenochtitlan por parte de los españoles, hoy regresaremos al Memorial de Sololá, que recuenta la conquista de los pueblos mayas de Guatemala por parte del teniente de Cortés, Pedro de Alvarado, apodado por los mexicas Tonatiuh, "Sol", a causa de sus cabellos rubios. La conquista de los quichés y zutujiles y la guerra de guerrillas con los cakchiqueles(que eventualmente se rendirían) son referidas por un testigo presencial de los hechos, lo cual le aporta a este texto un gran valor histórico dentro de lo que Miguel León-Portilla llama "Visión de los vencidos".
Una aclaración previa: al parecer la quema de Iximché que se refiere en el párrafo 158 abajo citado no fue ejecutada por Alvarado, sino por desertores españoles. Por su parte, el "hombre-demonio" que aconseja el abandono de la ciudad es, al parecer, un sacerdote que creyó tener una revelación.

Templo 2 de Iximché
La conquista española de Guatemala
144. Durante ese año[1524] llegaron los castellanos. Hace cuarenta y nueve años que llegaron los castellanos a Xepit y Xetulul.

El día 1 Ganel (20 de febrero de 1524) fueron destruidos los quichés por los castellanos. Su jefe, el llamado Tunatiuh Avilantaro[Pedro de Alvarado], conquistó todos los pueblos. Hasta entonces no era conocidas sus caras. Hasta hacía poco se rendía culto a la madera y la piedra.

145. Habiendo llegado a Xelahub[Quetzaltenango] derrotaron allí a los quichés; fueron exterminados todos los quichés que habían salido al encuentro de los castellanos. Entonces fueron destruidos los quichés frente a Xelahub. (...)

147. El día 4 Qat (7 de marzo de 1524) los reyes Ahpop y Ahpop Qamahay[reyes de los quichés] fueron quemados por Tunatiuh. No tenía compasión por la gente el corazón de Tunatiuh durante la guerra.
"Tunatiuh Avilantaro", don Pedro de Alvarado

En seguida llegó el mensajero de Tunatiuh ante los reyes (cakchiqueles) para que le enviaran soldados: "Que vengan los guerreros del Ahpozotzil y el Ahpoxahil a matar a los quichés", dijo a los reyes el mensajero. La orden de Tunatiuh fue obedecida al instante y dos mil soldados marcharon a la matanza de los quichés. (...)

148. El día 1 Hunahpú (12 de abril de 1524) llegaron los castellanos a la ciudad de Yximchée[Iximché]; su jefe se llamaba Tunatiuh. Los reyes Belehé Qat  y Cahí Ymox salieron al punto a encontrar a Tunatiuh. El corazón de Tunatiuh estaba bien dispuesto para con los reyes cuando llegó a la ciudad. No había habido lucha y Tunatiuh estaba contento cuando llegó a Yximchée. De esta manera llegaron antaño los castellanos, ¡oh hijos míos! En verdad infundían miedo cuando llegaron. Sus caras eran extrañas. Los señores los tomaron por dioses. Nosotros mismos, vuestro padre, fuimos a verlos cuando llegaron a Yximchée.

149. Luego preguntó Tunatiuh a los reyes qué enemigos tenían. Los reyes contestaron: "Dos son nuestros enemigos, ¡oh Dios!, los zutujiles y los de Panatacat. Así les dijeron los reyes. Apenas cinco días después salió Tunatiuh de la ciudad. Los zutujiles fueron conquistados en seguida por los castellanos. el día 7 Camey (18 de abril de 1524) fueron destruidos los zutujiles por Tunatiuh.

150. Veinticinco días después de haber llegado a la ciudad (Yximchée) partió Tunatiuh para Cuzcatán, destruyendo de paso a Atacat[el mismo Panatacat mencionado arriba]. (...)

152. Luego Tunatiuh les pidió dinero a los reyes. Quería que le dieran montones de metal, sus vasijas y coronas. Y como no se las trajesen inmediatamente Tunatiuh se enojó con los reyes y les dijo: "¿Por qué no me habéis traído el metal? Si no traéis con vosotros todo el dinero de las tribus, os quemaré y os ahorcaré", les dijo a los señores. (...)

154. Habían entregado ya la mitad del dinero a Tunatiuh cuando se presentó un hombre, agente del demonio, quien dijo a los reyes: "Yo soy el rayo. Yo mataré a los castellanos; por el fuego perecerán. Cuando yo toque el tambor salgan (todos) de la ciudad, que se vayan los Señores al otro lado del río. Esto haré el día 7 Ahmak (26 de agosto de 1524)". Así habló aquel demonio a los Señores. Y, efectivamente, los Señores creyeron que debían acatar las órdenes de aquel hombre. Ya se había entregado la mitad del dinero cuando nos escapamos. Entonces nos fugamos de la ciudad:

Iximché

155. El día 7 Ahmak pusimos en ejecución nuestra fuga. Entonces abandonamos la ciudad de Yximchée, a causa del hombre demonio. Después salieron los reyes. "Ciertamente morirá al punto Tunatiuh", dijeron. "Ya no hay guerra en el corazón de Tunatiuh, ahora está contento con el metal que se le ha dado". (...)

156. Pero Tunatiuh supo lo que habían hecho los reyes. Diez días después que nos fugamos de la ciudad, Tunatiuh comenzó a hacernos la guerra. El día 4 Camey (5 de septiembre de 1524) comenzaron a hacernos sufrir. Nosotros nos dispersamos bajo los árboles, bajo los bejucos, ¡oh hijos míos! Todas nuestras tribus entraron en lucha con Tunatiuh. Los castellanos comenzaron en seguida a marcharse, salieron de la ciudad, dejándola desierta.

En seguida comenzaron los cakchiqueles a hostilizar a los castellanos. Abrieron pozos y hoyos para los caballos y sembraron estacas agudas para que se mataran. Al mismo tiempo la gente les hacía la guerra. Muchos castellanos perecieron y los caballos murieron en las trampas para caballos. Murieron también los quichés y los zutujiles; de esta manera fueron destruidos todos los pueblos por los cakchiqueles. Solo asó los dejaron respirar los castellanos, y así también les concedieron (a éstos) una tregua a todas las tribus. (...)


158. Luego salió Tunatiuh de Xepau y comenzó a hostilizarnos porque la gente no se humillaba ante él. Habían transcurrido seis meses del segundo año de nuestra huida de la ciudad, (o sea de) cuando la abandonamos y nos fuimos, cuando llegó a ella de paso Tunatiuh y la quemó. El día 4 Camey (7 de febrero de 1526) incendió la ciudad; a los seis meses del segundo año de la guerra lo ejecutó y se marchó de regreso.

Referencia
Anónimo (1997). Memorial de Sololá. (A. Recinos, trad.). San José, Costa Rica: Editorial Universitaria Centroamericana. (Trabajo original publicado en 1885). pp. 137-146.

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