Hacia una mejor comprensión histórica de la filosofía latinoamericana
En la entrada anterior abrimos la pregunta sobre el punto
de inicio histórico de la filosofía latinoamericana, y su posible ordenamiento
en períodos, etapas o estadios. Hoy lo retomaremos de nuevo con base en lo que
hemos visto en el curso.
La cuestión se la plantean autores como Guadarrama,
Cerutti y Roig, y señalan que la respuesta depende de qué entendemos por
filosofía. Un enfoque clásico, diría
yo, se quedaría en enmarcar la filosofía solo dentro del contexto del
ordenamiento racional al que nos tiene acostumbrados la historia del
pensamiento occidental, lo cual tendría como resultado señalar como punto de
inicio histórico, probablemente, la emancipación política—aunque también haya
habido aportes latinoamericanos particulares a la escolástica en la época
colonial—. Sin embargo, es imposible ignorar todo el aporte de la rica época
precolombina, que como veremos en otras entradas, tiene rasgos que algunos
autores han calificado de prefilosóficos o de cuasifilosóficos, por ejemplo en
la literatura náhuatl.
Este punto me gustaría profundizarlo. Si bien a las
culturas amerindias no se les puede pedir que hayan ordenado su racionalidad de
la misma manera que los europeos, con quienes no tuvieron contacto hasta 1492,
es innegable que las cosmovisiones de nuestros pueblos—entiéndase, su forma de
ver el mundo y al hombre dentro de ese mundo— ya tienen en sí líneas de
pensamiento particulares, identificables, y culturalmente significativas, las
cuales no pueden ser ignoradas, en mi opinión, si se pretende de verdad conocer
o caracterizar una identidad, ya nacional, ya regional. Las concepciones
cosmológicas, antropológicas, éticas, políticas y hasta mitológicas de los
pueblos originarios no deberían ser solo un capítulo, reducido y empolvado, al
inicio de la historia de los países latinoamericanos. Martí llegará a decir:
"nuestra Grecia es preferible a la Grecia que no es nuestra", y sin
embargo, hoy en día los costarricenses sabemos quiénes son Zeus, Hermes y
Hefesto, pero no quienes son Sibȫ, Batsù y Sula'. En otros países de Latinoamérica
las lenguas indígenas son también lenguas oficiales; en el nuestro, muchos se
siguen refiriendo al bribri, cabécar y maleku como "dialectos".
Volviendo al tema principal, sigue ahora responder cómo periodizar
la historia del pensamiento filosófico latinoamericano. También para esto hay
posturas. Una, la universalista, consiste en tomar como criterio clasificatorio
las etapas históricas trazadas tomando como referencia a Europa, y luego,
procurar "calzar" la realidad americana en ella. La otra, la indigenista,
propone ignorar del todo la historia europea, y partir de la realidad propia
para plantear etapas desde las características identificables. Nos encontramos
de nuevo ante una oposición, y como dijo Aristóteles, lo mejor es buscar el
justo medio: un modelo "mixto", que reconozca lo específico y propio
de América Latina sin aislarla del gran contexto mundial. Después de todo,
somos un continente, no un planeta.
Desde esta postura, se pueden proponer cuatro etapas:
(a) La precolombina,
que posee rasgos aún meramente prefilosóficos, y que se extiende hasta el
contacto con los europeos.
(b) La colonial,
de 1492 a 1807, que a su vez está marcada por tres estadios, uno de primacía de
la teoría política de los vencedores sobre la conquista(hasta 1553); el que
Dussel llama la "primera normalización filosófica", con la escolástica
en las nacientes universidades americanas(hasta 1750); y el de transición, con
la caída de la escolástica ante la influencia ilustrada y la preparación del
clima independentista.
(c) La
tercera etapa, que podríamos llamar postcolonial, y se caracteriza
históricamente por la conformación y consolidación de los países americanos tras
la independencia, extendiéndose de 1807 hasta la primera década del siglo XX. También
se distinguen en ella tres estadios o períodos: de 1807 a 1820, en el cual los
intelectuales americanos comienzan a propulsar una "segunda
emancipación" de carácter cultural, logrando una "filosofía
americana"; de 1820 a 1870, marcada por el liberalismo ante los fracasos
de consolidar repúblicas democráticas sin las bases sociales suficientes; y de
1870 hasta alrededor de 1910, con la primacía del positivismo en el pensamiento
filosófico.
(d) La
cuarta etapa, que corresponde con el siglo XX, contextualizada por
vertiginosos cambios sociales, la influencia de las grandes teorías económico-políticas
que rivalizarían en la Guerra Fría—y que sembrarían avanzadillas aquí y allá en
nuestras tierras— y la aparición sucesiva de generaciones filosóficas de raigambre latinoamericana.
Nota
La fotografía es de Memorial da América Latina en São Paulo, creado por Oscar Niemeyer; la escultura La Mano presenta el contorno de América Latina como un rastro de sangre, en referencia a la historia de opresión y dominación cruenta que tiene la región.
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